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– LA DESNUDEZ DEL ALMA Y CUERPO.-
Si la desnudez se vistiera de algo, creo que seria de blanco y negro…
Si la desnudez del alma pudiera vestirse de materia que la hiciera visible a nuestros ojos, creo que seria como la mayoría de desnudos en mi trabajo de fotografía,; en blanco y negro.
Mi visión fotográfica en cuanto al retrato en la fotografía, son; el reportaje con los elementos poéticos de la vida, los rostros humanos, animales y desnudos.
EL desnudo porque sino me dedicaría a hacer fotografía de moda, cosa que hice, pero siempre en la primera etapa; la que hace books a modelos . En esa primera etapa, todavía estás fotografiando a la persona u explorando, a través de la cámara captadora la esencia de alguien a través de su sonrisa, de su mirada, de las ínfimas e infinitas expresiones del universo manifestándose en el rostro y cuerpo de alguien.
La fotografía de moda nunca me interesó suficiente como para encontrar el camino para llegar a ello. Lo mío nunca ha sido fotografiar ropa, aunque se trate de los diseños más exquisitos porque desde allí, la persona desaparece, se pierde el vínculo con ella. La vestimenta, a menos de que envuelva con naturalidad y cotidianidad la vida de alguien, es decir que no fuese ropa para vender; ya que ésta, crea un muro entre la energía que circula entre la persona que se explora a ella misma en su intimidad y el fotógrafo/a que tiene la habilidad de captar instantes de plenitud o vacío, pero únicos…
El retrato de estudio lo exploré una época, pero allí ya no era nada más la vestimenta, era la artificialidad del espacio lo que no me permitía alcanzar esa conexión mágica que en flamenco se refieren al «duende». Como fotógrafa, la magia opera conmigo o viceversa cuando encuentro el ámbito natural, no nada más el de la naturaleza, puede ser la ciudad, ya que una persona perfectamente en ósmosis con su ambiente urbanístico que es su contexto y hábitat, está en su ámbito natural.
El espacio es una parte fundamental en la exploración del desnudo a través de la fotografía, las brumas del blanco y negro delínean esa fina membrana entre el espacio y el cuerpo ; la energía, la expresión de los párpados, la mirada; el ser que ocupa ese espacio está envuelto de una auréa superior a la suya que es el todo y esa conexión con el todo se revela a través del desnudo porque como símbolo de capas que se van con el viento como cuando éste deshoja las ramas dejándolas en su más íntima forma de todo el misterio inabarcable e incaptable que contiene su vida por dentro… Esa desnudez, como la superficie de un lago; representa el vínculo entre el mundo interior que nos conecta a la realidad externa.
En algunas ocasiones he leído fotógrafos/as o gente apasionada por la fotografía, defenderse de prejuicios de si el auto-retrato forma parte de un narcisismo del creador/a. En mis andares con la cámara, muchas veces me encuentro en situaciones de lugares que me intrigan en los que busco no únicamente retratar el lugar en sí por su belleza o lugubridad, pero también la conexión humana con el lugar y el estado en el que esa energía nos hace sentir. Cuando no hay nadie conmigo a quien pueda pedirle hacer un retrato, me adapto a la situación y me pongo detrás y delante de la cámara. Ese es un proceso muy hechicero que expande la dimensión de mi búsqueda o entendimiento y exploración de la vida a través de la fotografía .
Por otro lado, cuando veo un contexto seductor para retrato o desnudo, prefiero que haya una persona haciendo un trabajo conmigo a través de la comunicación entre ambos/as y el despliegue de la energía que se produce en ese lugar para la persona que fotografío como para mí o, mi captación visual de esa energía universal que va más allá de un cuerpo, sea una experiencia en sí de la búsqueda de esa conexión íntima de nuestro ser con el todo.
El desnudo para mí, se dirige hacia la desnudez del alma y de la consciencia universal del ser.
– LA DESNUDEZ DEL ALMA Y CUERPO.-
Si la desnudez se vistiera de algo, creo que seria de blanco y negro…
Si la desnudez del alma pudiera vestirse de materia que la hiciera visible a nuestros ojos, creo que seria como la mayoría de desnudos en mi trabajo de fotografía,; en blanco y negro.
Mi visión fotográfica en cuanto al retrato en la fotografía, son; el reportaje con los elementos poéticos de la vida, los rostros humanos, animales y desnudos.
EL desnudo porque sino me dedicaría a hacer fotografía de moda, cosa que hice, pero siempre en la primera etapa; la que hace books a modelos . En esa primera etapa, todavía estás fotografiando a la persona u explorando, a través de la cámara captadora la esencia de alguien a través de su sonrisa, de su mirada, de las ínfimas e infinitas expresiones del universo manifestándose en el rostro y cuerpo de alguien.
La fotografía de moda nunca me interesó suficiente como para encontrar el camino para llegar a ello. Lo mío nunca ha sido fotografiar ropa, aunque se trate de los diseños más exquisitos porque desde allí, la persona desaparece, se pierde el vínculo con ella. La vestimenta, a menos de que envuelva con naturalidad y cotidianidad la vida de alguien, es decir que no fuese ropa para vender; ya que ésta, crea un muro entre la energía que circula entre la persona que se explora a ella misma en su intimidad y el fotógrafo/a que tiene la habilidad de captar instantes de plenitud o vacío, pero únicos…
El retrato de estudio lo exploré una época, pero allí ya no era nada más la vestimenta, era la artificialidad del espacio lo que no me permitía alcanzar esa conexión mágica que en flamenco se refieren al «duende». Como fotógrafa, la magia opera conmigo o viceversa cuando encuentro el ámbito natural, no nada más el de la naturaleza, puede ser la ciudad, ya que una persona perfectamente en ósmosis con su ambiente urbanístico que es su contexto y hábitat, está en su ámbito natural.
El espacio es una parte fundamental en la exploración del desnudo a través de la fotografía, las brumas del blanco y negro delínean esa fina membrana entre el espacio y el cuerpo ; la energía, la expresión de los párpados, la mirada; el ser que ocupa ese espacio está envuelto de una auréa superior a la suya que es el todo y esa conexión con el todo se revela a través del desnudo porque como símbolo de capas que se van con el viento como cuando éste deshoja las ramas dejándolas en su más íntima forma de todo el misterio inabarcable e incaptable que contiene su vida por dentro… Esa desnudez, como la superficie de un lago; representa el vínculo entre el mundo interior que nos conecta a la realidad externa.
En algunas ocasiones he leído fotógrafos/as o gente apasionada por la fotografía, defenderse de prejuicios de si el auto-retrato forma parte de un narcisismo del creador/a. En mis andares con la cámara, muchas veces me encuentro en situaciones de lugares que me intrigan en los que busco no únicamente retratar el lugar en sí por su belleza o lugubridad, pero también la conexión humana con el lugar y el estado en el que esa energía nos hace sentir. Cuando no hay nadie conmigo a quien pueda pedirle hacer un retrato, me adapto a la situación y me pongo detrás y delante de la cámara. Ese es un proceso muy hechicero que expande la dimensión de mi búsqueda o entendimiento y exploración de la vida a través de la fotografía .
Por otro lado, cuando veo un contexto seductor para retrato o desnudo, prefiero que haya una persona haciendo un trabajo conmigo a través de la comunicación entre ambos/as y el despliegue de la energía que se produce en ese lugar para la persona que fotografío como para mí o, mi captación visual de esa energía universal que va más allá de un cuerpo, sea una experiencia en sí de la búsqueda de esa conexión íntima de nuestro ser con el todo.
El desnudo para mí, se dirige hacia la desnudez del alma y de la consciencia universal del ser.